
Veo el paso del papel, entre lenguas recezadas de todo lo vacuo, del grafito que se exigua en lo vahído del alma o quizá la conciencia, me siento como un un mendincante en tierra ajena...un mendincante de afecto ido. Quiero la excitación que aloja en la aventura, en liberación absoluta y trastorno inentendible. Procuro oir dentro de la penumbra, ceder al espasmo, al secreto.. La poca ilusión vive, ante la confusión de un reborde dibujado cuesta en dirección de una mirada breve sujeta en lo inmutado.
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